Factores de tipo familiar: Los hijos de padres fumadores, bebedores o toxicodependientes son más proclives a tomar drogas que los hijos de padres que no lo son. Un ambiente familiar demasiado permisivo, donde no exista disciplina o control sobre los hijos; o demasiado rígido, donde los hijos se encuentren sometidos a un régimen demasiado autoritario o se encuentren sobreprotegidos, puede también fomentar el consumo de drogas. La desatención de los hijos por parte de los padres, las familias divididas o destruidas, las continuas peleas de los cónyuges frente a los hijos, la falta de comunicación entre hijos y padres, todos éstos son factores que contribuyen a crear un clima de riesgo, donde la droga puede convertirse fácilmente en una válvula de escape.
Factores de tipo individual: Muchos factores personales
pueden influir en la decisión de consumir drogas. Éstas pueden ser vistas como
una vía de escape a los problemas cotidianos; algunas personas las usan como
medio para compensar frustración, soledad, baja autoestima o problemas
afectivos. En efecto, bajo el efecto de las drogas la persona experimenta un
estado de euforia que le hace olvidar los problemas o las limitaciones que
tenga. Lo malo es que es una ilusión, y luego de ese estado de euforia viene
una frustración incluso mayor que la inicial, lo que lleva a la persona a
recurrir nuevamente a la droga.
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